castillos insulares
A lo largo de la historia, debido a su situación estratégica en el Mediterráneo, las islas Baleares han sido codiciadas por múltiples civilizaciones llegadas desde el mar. Los habitantes de esas épocas decidieron defenderse de los ataques exteriores construyendo edificaciones singulares donde, si prestamos atención, podremos sentir el rumor de antiguas batallas.
En Mallorca nos esperan, entre otros, el majestuoso Castillo de Bellver, de estilo gótico y con un patio de armas circular, el Castillo de Alaró, situado en lo alto de promontorios rocosos casi inaccesibles, y el Castillo de Capdepera, que nos trasladará a la Mallorca medieval.
En Ibiza encontraremos la antigua ciudad fortificada de Dalt Vila, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, que podremos descubrir a través de visitas teatralizadas que nos trasladarán a la vida del siglo XVI.
Y en Menorca, isla de múltiples asentamientos y conquistas, nos esperan imponentes construcciones militares históricas, como la fortaleza de La Mola, el castillo de Sant Felipe y el fuerte de Marlborough, edificados para custodiar el enorme puerto de Maó.
En el litoral de todas las islas veremos una red de torres de defensa que, en su día, servían para alertar a la población de la llegada de corsarios y piratas, y que hoy son maravillosos miradores sobre el majestuoso mar.
Por su condicion de territorios insulares, la gran mayoria de los castillos de las islas
Canarias surgieron por la necesidad de defender las distintas islas ante la amenaza de posibles ataques maritimos ya fueran por parte de pueblos invasores o incluso piratas.
Por ello, con alguna excepción puntual, la gran mayoría de castillos conservados en Canarias son de carácter urbano y litoral, pudiendo encontrarse a lo largo del territorio construcciones defensivas en forma de torres, baluartes, fuertes costeros, puestos de vigía e incluso búnkers para el almacenamiento de artillería.
Debido a su particular devenir histórico y a su tardía conquista castellana, los castillos canarios, en comparación a sus homónimos peninsulares, son eminentemente tardíos en cuanto a su cronología se refiere, apareciendo los más antiguos ya en los albores de la decimoquinta centuria y, debido a sus imperiosas necesidades defensivas propias de un territorio ultramarino, continuándose erigiendo fortificaciones a lo largo de los siglos XVI, XVII, XVIII e incluso durante el XIX.
Respetando la actual demarcación provincial del archipiélago, dividiremos el contenido entre "Castillos de Santa Cruz de Tenerife" incluyendo a las islas de de Tenerife, La Palma, La Gomera y Hierro; y "Castillos de las Palmas" abarcando las de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura.
La situación estratégica de Melilla y Ceuta ha dado lugar a que estas dos ciudades hayan acumulado a lo largo de su historia un buen número de fortificaciones. Algunas de ellas, han formado parte de proyectos más ambiciosos que con el paso de los años
han ido quedando en el olvido o han sido cedidas a diferentes administraciones.
